
" El
hipias mayor, aurora del espíritu platónico, constituye el punto de reflexión único a partir del cual emprenderá el vuelo ese espíritu. Con toda precisión se dice en los manuscritos: "
anatreptikos", o sea, que se trata de un diálogo de refutación y destrucción. Su objetivo expreso, su objetivo único, consiste en reunir las teorías anteriores, deformarlas o adulterarlas por la tradición, o basadas, desde su surgimiento, sobre fundamentos frágiles de la analogía o de la apariencia: no se trata más que de crear un campo raso, de destruir las doctrinas previas para edificar un nuevo sistema."
Raymond bayer -- historia de la estética
"cuando la necesidad es soñada socialmente, el sueño se hace necesario. El espectáculo es el mal sueño de la sociedad moderna encadenada, que no expresa en última instancia más que su deseo de dormir. El espectáculo vela ese sueño."
" la alienación del espectador en favor del objeto contemplado ( que es el resultado de su propia actividad inconsciente) se expresa de este modo: cuando más contempla, menos vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad, menos comprende su propia existencia y su propio deseo. La exterioridad del espectáculo en relación con el hombre activo se hace manifiesta en el hecho de que sus propios gestos dejan de ser suyos, para convertirse en los gestos de otro que los representa para él. La razón de que el espectador no se encuentre en casa en ninguna parte es que el espectáculo esta en todas partes."
Guy Debord -- la sociedad del espectáculo
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Termino de escribir esta frase y noto que tiemblo, me acuerdo de pronto de Isadore Isou (Bucarest, 1914), para quien Baudelaire destruyó la anécdota en favor de la forma poética, Verlaine destruyó la forma poética en favor del verso puro, Rimbaud destruyó el verso en favor de la palabra, Mallarmé perfeccionó la palabra y la volvió hacia el sonido y, a continuación, Tristán Tzara destruyó la palabra en favor del vacío y dijo que Dadá no significaba nada. Profundamente equivocado, Issou apenas escribió nada significante. Termino de escribir esto y me acuerdo de Edmond Jabès, que dijo que siempre que uno escribe corre el riesgo de no volver a hacerlo jamás. Tiemblo de pronto en la tarde, que me parece situacionista. Tiemblo ante el repentino temor a caer fulminado por el síndrome de Bartleby, aquel escribiente que decía siempre que "preferiría no hacerlo".
[...]
A veces se llaman Dadá, letristas, situacionistas o punkis, pero siempre acaban volviendo los cátaros, siempre vuelven y lo hacen de forma fugaz ("larga vida a lo efímero", decía Guy Debord), con la brillantez del rayo que burla la noche, siempre vuelven y de lo primero que se ocupan es de encontrar otro estilo de vida, otra vida cotidiana. "Para ellos", escribe Anselm Jappe en Guy Debord, Anagrama 1998, "todo lo que se separa de lo cotidiano es una alienación y una desvalorización de la vida cotidiana y real a favor de unos presuntos momentos superiores. Se trata, obviamente, de una vida cotidiana que está todavía por construir".
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Aquí estoy, en la tarde de invierno, escuchando los anuncios de una nueva música y recordando aquel cuento de Ambrose Bierce donde un líder político se queda desolado al ver que se va alejando de él su sombra. "Vuelve aquí, canalla", le ordena. "Si yo fuese canalla, no te estaría abandonando", le responde la sombra acelerando el paso. De acelerar el paso siempre han sabido mucho los situacionistas, imitan al breve y brillante rayo que burla la noche. Vienen y se van y luego vuelven. A veces lo hacen con el estilo de los Sex Pistols. "Estamos bastante, bastante desocupados, y no nos importa", cantan, y luego simulan que vomitan, que lo devuelven todo garganta abajo. Vienen y se van y luego vuelven, siempre vuelven los cátaros."